Ana María Lira gusta llamarse a sí misma artesana. No creo que lo dice con modestia, sino más bien por orgullosa conciencia del privilegio de trabajar con las manos, de trasegar en sus hornos, tamices y sopletes como alquimista enamorada del color.

En verdad, hay mucho de alquimia en estas obras vibrantes y bien diseñadas. De suyo el esmalte es atractivo, pero en las manos de la artista se convierte en dócil y controlado instrumento que desecha los casi consabidos casualismos en que incurren tantos cultores de esta técnica. Precisamente ese es uno de los méritos de sus piezas; es decir, el empleo del material como un lenguaje para expresar exactamente lo que se quiere decir, sin añadiduras ni improvisaciones.

Pero esto no es sino indicio de una solidez profesional, de una experiencia y de una vocación de bien hacer. Condiciones inestimables en todo creador, pero insuficientes para explicar la magia de bellos objetos como los que trabaja la artesana-artista chilena.

Claro que no es cuestión de explicarlos, sino de gozarlos. De gozar de la fiesta cromática; de la justeza con que la simetría de los murales y las estructuras verticales modera y enaltece el brillo del esmlatado; de la elegancia con que este se combina con el acero, la madera y el cristal; del exultante ánimo que despliegan los móviles y antimóviles, transparencias y platones, relieves y escultura.

Dice Ana María: "...el color...como un personaje se acercó a mí para inquietarme, cuestionarme y exigirme...del diálogo que he mantenido con él en mi taller han surgido estas obras y mi búsqueda...pequeños mundo transparentes, autónomos ya, síntesis de lo que no podemos expresar en otro idioma, del material mismo y técnica porpia...pero sobre todo fruto de muchas horas de trabajo y reflexión..."

Así explica su voluntad y pasión. Su obra es, pues, producto de una meditada decisión, de un laborioso pesquisaje, del aprovechado conocimiento de los maestros. Nada en ella trasunta azar ni facilismo; le son ajenos el truco y el pastiche; le son propios la limpia ejecución, la sobriedad compositiva, la finura ornamental.

 

Lenin Oña Viteri       

Ex Decano de la Facultad de Artes        

Univesidad Central del Ecuador       

 

 

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